martes, 25 de octubre de 2011

Razones tenemos todos, pero yo muchas mas


Yo ya se de sobra que tiene esa sonrisa y esas maneras y todo el remolino que forma en cada paso de gesto que da. Por eso, eso que me cuentas de que mírale como bebe las cervezas y que fácil parece a veces enamorarse… todo eso de que los besos de ciertas bocas saben mejor es un cuento que me se desde el día que me dio dos besos y me dijo su nombre.
Pero no sabes lo que es caer desde un precipicio y que él aparezca de golpe y de frente y te diga “venga, hazte un peta y me lo cuentas”. Así que supondrás que yo soy la primera que entiende el que pierdas el sentido por sus palabras y la cabeza por un mínimo roce de su cuerpo.



Que las suspicacias, los disimulos cuando su culo pasa, las incomodidades de orgullo que pueda provocarte son algo con lo que ya cuento. Que también le veo. Que se como agacha la cabeza y levanta la mirada. Que conozco su voz en formato susurro y en formato gemido y en formato secreto. Que me sé sus cicatrices y el sitio que le tienes que tocar para conseguir que se ría. Y me se lo des sus rodillas y también la forma en la que camina.



Y yo si que no tengo cojones a decirle que no a nada, porque tengo mas deudas con su espalda que las que nadie tendrá jamás con la luna (y mira que hay tontos enamorados en este mundo). Que se la cara que pone cuando deja ser completamente él, rendido a ese puto milagro que supone que exista. Que le he visto hacer competencia a cualquier amanecer por la ventana, no me hables de paisajes si no has visto su cuerpo, y que solo los sueños pueden posarse sobre las cinco letras de su nombre.


Que te entiendo. Que yo escribo sobre lo mismo. Sobre el mismo. Que razones tenemos todas, pero yo muchos más que vosotras.

domingo, 16 de octubre de 2011

miércoles, 12 de octubre de 2011